Pensó Ramsi que si él fuera a Londres, sería capaz de coger el oro de
las calles y, con ello, hacerse rico y no volvería, de nuevo, a sentir frío
ni hambre.
Y decidió Ramsi marchar a Londres, aunque no tenía ni idea de la
distancia entre Londres y su aldea. Después, juntó su escasa ropa en
su hatillo (bolsa) y lo ató al extremo de su vara y a continuación (tras
eso) partió andando por el camino que conducía a Londres.
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